Fernando Bandrés Moya explica cómo el sector puede ser un aliado «clave» para la reconstrucción del sistema sanitario
La pandemia del Covid-19 ha tenido repercusiones en el conjunto de la Sanidad. La epidemia ha puesto en evidencia las necesidades del sistema para poder hacer frente a posibles crisis sanitarias futuras y la Tecnología Sanitaria se postula como un sector clave para la necesaria reconstrucción que el sistema de salud requiere en estos momentos.
Se necesitan nuevas estrategias eficientes para impulsar al sector y, en este sentido, la Fundación Tecnología y Salud ha presentado el ‘Informe Covid-19. Construyendo un Nuevo Futuro’, en el que incide, a través de un profundo análisis, en las oportunidades de mejora en la gestión de la pandemia y la aportación de los diferentes agentes del sistema sanitario.
Fernando Bandrés Moya, presidente de la Fundación Tecnología y Salud, explica a Redacción Médica cómo estas herramientas pueden contribuir en esta nueva etapa cuando aún nos encontramos en medio de una pandemia que, según el experto, ha puesto en relieve la necesidad de ‘tecnologizar’ el sector sanitario.
¿Cuál es el principal objetivo de ‘Informe Covid-19. Construyendo un Nuevo Futuro’?
La idea de la fundación era establecer un tiempo para parar y pensar, reflexionar acerca de los nuevos retos que nos está planteando la pandemia. La idea era tener una aportación no solamente sanitaria, sino también social. Una reflexión de cómo creemos que va a caminar el nuevo tiempo. Aunque aún no hemos salido de la pandemia, ahora hay que levantar la cabeza, mirar hacia el horizonte y ver en qué medida hemos de resolver limitaciones, errores y debilidades.
¿Cómo habría sido esta pandemia sin la capacidad de actuación de las empresas de tecnología sanitaria y, por supuesto, de sus herramientas?
Creo que se ha convertido en una evidencia social. El ejemplo más significativo es que, hasta la llegada de la pandemia, no se conocía lo que significaba la salud pública en profundidad, la famosa PCR, el diagnóstico por imagen o la tecnología vinculada a una mascarilla. La tecnología, junto al potencial humano, ha sido la cara firme y rigurosa en esta pandemia, con las limitaciones correspondientes. Creo que la tecnología ha sido, es y será clave en la evolución de la crisis.
De cara a la reconstrucción, ¿cómo nos puede ayudar la tecnología sanitaria a salir de un momento de crisis como el que estamos viviendo? ¿Cómo puede contribuir en la reactivación del sistema sanitario?
Creo que este proceso se va a acelerar. La pandemia ha motivado a todas las fuerzas, tanto en investigación, como en política o economía, a un desarrollo más rápido. A mi juicio, sí que se ha detectado que la tecnología estaba instalada asimétricamente en la asistencia sanitaria. Creo que la tecnología va a ser un elemento fundamental para afrontar el nuevo horizonte, aunque aún queda mucho recorrido.
¿Qué necesitan del Gobierno central y autonómicos para facilitar la incorporación y renovación de estas tecnologías?
Creo que lo primero que hay que hacer seguir los pasos del mundo de la ciencia. Se para, se piensa, se valora lo que ha ocurrido, se generan conceptos que sean claros. Lo primero que tienen que hacer es establecer criterios de gobernanza bien organizados. Desarrollar pensamiento crítico de manera honrada, honesta y humilde para saber qué es lo que tenemos y qué podemos hacer juntos. Eso hará que coger el instrumento de la tecnología sea no solamente más rentable, sino también mucho más eficiente.
En el informe, insisten en la necesidad de ‘tecnologizar’ la asistencia sanitaria, cuestión que la pandemia ha puesto más de relieve si cabe. ¿En qué puntos de este campo cree que se va a actuar porque ya no hay vuelta atrás?
Creo que el término ‘tecnologizar’ es un verbo que hay que conjugar en este nuevo tiempo, sobre todo en áreas concretas que estarán vinculadas a la digitalización y al desarrollo de inteligencia artificial, que van de la mano. También a la robotización de muchas actividades sanitarias.
La pandemia ha activado ciertas tecnologías, como la telemedicina, quizá de forma algo acelerada, ¿qué hace falta para que todos estos procesos se asienten y mejoren?
Lo primero que hace falta es tener el convencimiento de que su uso es positivo. Luego tiene que haber una alfabetización de su utilidad para compartir con los pacientes y usuarios estos elementos de uso tecnológico. Tecnologizar implica establecer también una alfabetización social y, desde el punto formativo, que la educación en general asuma estos instrumentos.
Con el documento, también pretenden hacer una llamada de atención para que errores del pasado no se repitan. ¿Cuáles han sido principalmente estos errores y por qué cree que se cometieron?
Hacer un mal diagnóstico es un error, pero hacer un diagnóstico ‘en blanco’ también lo es. Otro error es demorar la identificación de un diagnóstico. También ha habido errores en el planteamiento de las estrategias. Hacer una análisis de los errores no es malo, aunque implique responsabilidades. En mi opinión, un error importante ha sido el de llegar tarde a muchos sitios.
¿Debería tener la tecnología sanitaria un papel más notorio en la formación de los profesionales sanitarios? ¿Han detectado carencias en el terreno formativo?
Es fundamental. La tecnologización va a aumentar su velocidad de incorporación. ¿Cómo vamos a hacer eso si las nuevas generaciones no viven de cerca el valor y el manejo de la herramienta tecnológica? Se tiene que incorporar la tecnología al ámbito de formación universitaria. El futuro será el de las profesiones sanitarias, no solo el de los médicos, y tendrán que tener un diálogo en el manejo de un software, de una tecnología robótica en cirugía… Esto tiene que estar incorporado en la enseñanza universitaria de manera cercana. Igual que el alumno toca paciente, aquí hay que tocar tecnología y no solamente mirarla. Esta es una nueva realidad.
¿Qué le puede decir a quien piense que tecnología y humanización de la asistencia sanitaria no van de la mano?
Le diría que se equivoca o que está confundiendo tecnología con técnica. La técnica es un método que exige una formación y una experiencia, pero la tecnología nos está aportando una nueva manera de conocer, por eso hablamos hoy de tecnociencia. Para mejorar el conocimiento necesitamos instrumentación, por lo que la tecnología mira a la sociedad y a las personas. Hay que entender que la tecnología no es el fin, es el medio.
Fuente: www.redaccionmedica.com