La UE propuso nuevas responsabilidades para los gigantes digitales a fin de que mejoren sus algoritmos contra la desinformación.
EFE.- La Comisión Europea (CE) propuso este miércoles que las grandes plataformas digitales como Facebook o Google se comprometan a retocar la parte de sus algoritmos que alimenta e incentiva de forma directa la desinformación en línea.
El Ejecutivo comunitario les pidió además que expliquen con claridad sus acciones contra este fenómeno, así como que evalúen públicamente sus deficiencias en este área.
La propuesta viene a reforzar el código de prácticas contra la desinformación firmado en 2018 entre Bruselas y plataformas como Google, Facebook, Twitter, Microsoft, TikTok o Mozilla, a quienes se les ha venido exigiendo un esfuerzo cada vez más intenso para luchar contra actores que emplean el altavoz de las redes sociales para distribuir desinformación y, especialmente, para no incentivar estos comportamientos en línea.
Y es que, según reconoció este miércoles el comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton, ninguna de las plataformas signatarias ha cumplido al 100% con los compromisos que asumieron en 2018, si bien sí hay una –a la que no citó expresamente- que lo ha hecho mejor que las demás.
Las nuevas guías tendrán que ser negociadas con los signatarios del código en los próximos meses antes de que entren en vigor, pero marcan otras líneas rojas en los reclamos de Bruselas a las plataformas para cumplir, entre otras piezas legislativas, con la futura ley de servicios digitales, que está siendo negociada entre el Parlamento y el Consejo.
Uno de los compromisos clave que propone Bruselas apunta directamente a los opacos algoritmos de estas plataformas e insta a los gigantes digitales a comprometerse con “medidas concretas para mitigar los riesgos” de que los algoritmos alimenten “la expansión viral de desinformación”, con acciones como excluir de sus recomendaciones al contenido desmentido y a los actores que publican desinformación.
A la inversa, el algoritmo también debería favorecer la visibilidad de información de confianza de interés público.
También figuran en la propuesta nuevas responsabilidades para las plataformas con vistas a desmonetizar la desinformación y evitar que haya incentivos a este fenómeno; proponen limitar, por ejemplo, el posicionamiento de anuncios junto a contenido engañoso o malicioso, de forma que no sea lucrativo distribuir información falsa.
Bruselas quiere incentivar que sean los propios usuarios quienes sean más activos mientras consumen contenido en redes sociales y plataformas digitales, facilitándoles avisar a estas empresas sobre publicaciones dudosas y garantizándoles que van a recibir información sobre cómo se ha tramitado su denuncia, así como advertirles cuando interactúan con contenido que ha sido considerado como falso por verificadores.
“No planeamos la eliminación de contenidos, esto no es censura, pero queremos que las plataformas usen más ‘fact-checking’, que enraícen el ‘fact-checking’ en sus sistemas para que sea una acción sistemática, más intensa y que también garantice que las propias plataformas no sean las que decidan que es fiable y qué no”, explicó la vicepresidenta de la Comisión para Valores y Transparencia, Vera Jourová.
El Ejecutivo comunitario también quiere que las plataformas sean más proactivas compartiendo cifras y datos sobre el impacto de sus acciones contra la desinformación, ya que, aunque estas empresas informan mes a mes sobre las medidas específicas que van aplicando, Bruselas considera que los investigadores, organizaciones civiles y periodistas deben tener acceso a los datos en bruto poder cuantificar mejor si están funcionando.
“Los signatarios deberían desarrollar un centro de transparencia donde indiquen qué políticas han adoptado para implementar los compromisos del código, cómo están haciendo que se cumplan y muestren todos los datos y métricas relevantes para los indicadores de rendimiento clave”, recalca la Comisión.
En cualquier caso, la Comisión quiere proceder con cuidado a la hora de afinar sus herramientas contra la desinformación y recuerda, en palabras de Jourová, que se trata de un fenómeno “dañino pero no ilegal”.
“Para nosotros, la prioridad de la libertad de expresión es clave, por eso debemos tener mucho más cuidado que cuando abordamos lo que es ilegal”, avisó.
Fuente: Forbes México