El outsourcing no será prohibido tajantemente en México. El gobierno federal y el sector empresarial lograron un acuerdo que evita la posibilidad de que este modelo laboral sea desterrado por completo del país.
La decisión es, a todas luces, una buena noticia. Si se hubiera concretado la prohibición del outsourcing, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) estimaba la pérdida de dos millones de empleos, lo que habría representado un duro golpe en el peor momento posible: cuando la economía de México realiza grandes esfuerzos para recuperarse de los efectos sociales y económicos de la pandemia. Y en ese sentido, vale la pena recordar que, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), aproximadamente 12 millones de mexicanos perdieron su trabajo durante los meses más severos de la crisis sanitaria (entre abril y diciembre de 2020), de los cuales 2.5 millones siguen desempleados.
El acuerdo, sin embargo, no implica una simple continuidad del escenario previo. Todo lo contrario.
Los esquemas de outsourcing deberán cumplir con nuevas disposiciones y serán estrictamente vigilados para evitar las malas prácticas (abuso laboral, evasión fiscal, contratos ilegales, incumplimiento regulatorio) que, de hecho, amenazaron el futuro de la tercerización en México. De ahí la importancia de aprovechar innovaciones basadas en la nube para la gestión de la fuerza laboral externa que, además de automatizar procesos clave de un modelo de outsourcing, también permite transparencia y control avanzado en contratos, seguimiento de proyectos, evaluación de resultados, pagos y cumplimiento regulatorio.
Desde una perspectiva más amplia, el acuerdo también significa que México no perderá un recurso que ya es fundamental para la productividad de las empresas. Un estudio de SAP en colaboración con Oxford Economics indica que la fuerza laboral externa ya representa el 42% del gasto total de la fuerza laboral a nivel mundial; y el 55% de los ejecutivos encuestados afirmó que las actividades diarias del negocio, sin la fuerza laboral especializada externa, se verían afectadas negativamente.
Mejor aún, la democratización de la tecnología a través de la nube está transformando nuestro concepto del outsourcing, el cual cada vez está más al alcance de las organizaciones mexicanas. Recordemos que la gestión de este talento tercerizado recae en socios estratégicos como proveedores.
Con las innovaciones en la nube disponibles, las organizaciones del país tienen la oportunidad de cumplir con las normas que este modelo de outsourcing nos demanda en toda la cadena de valor de este proceso: abastecimiento, contratación, monitoreo de resultados, cumplimiento normativo, facturación y pago.
La prohibición, afortunadamente, es un desafío superado. Hoy se presenta una nueva oportunidad: sentar las bases, con el respaldo de la tecnología, de un outsourcing transparente y ético, apegado a la ley y con múltiples beneficios para la economía del país.
Fuente: cio.com.mx