Los microsensores y la miniaturización informática están abriendo un mundo de posibilidades clínicas para pacientes hospitalarios y bebés.
De la era del PC al mundo de los móviles inteligentes y las tablets. Y de ahí al Internet de las cosas (Internet of Things) y los wearables, los dispositivos conectados que se integran en nuestras prendas de vestir o en complementos como los relojes o las pulseras para medir el rendimiento físico. La tendencia imparable es a la disolución de las fronteras entre el dispositivo y el mundo del usuario.
Sin embargo, en ese mundo hay un número creciente de personas que, debido a la mayor esperanza de vida, se encuentran cada vez más desconectadas y desorientadas. Se trata de los afectados por dolencias cognitivas como el Alzhéimer o la demencia senil. Por suerte, tecnologías como la localización por GPS, apoyadas por la miniaturización de los dispositivos, abren nuevas puertas en ese sentido. En Xenoma, una empresa japonesa especializada en ropa inteligente, ya se han puesto manos a la obra.
Durante la pasada feria CES, celebrada en Las Vegas, la compañía nipona presentó una nueva línea de pijamas con una particularidad: son capaces de medir las constantes vitales de un paciente y enviar toda la información telemáticamente. Están diseñados para operar en entornos hospitalarios y detectar precozmente cualquier señal de peligro. El conjunto cuenta con unos pantalones que detectan el movimiento, lo que es especialmente útil para avisar de un sueño ajetreado o de un movimiento fuera del área controlada. Esto es especialmente útil en el caso de pacientes con demencias propensos a vagar sin rumbo. La parte superior del pijama consta de sensores que miden variables como el pulso o la temperatura corporal. Además, lleva incorporado un disco de plástico con la batería, un transmisor Bluetooth, un acelerómetro y un giroscopio.
Una de las grandes ventajas de esta ropa inteligente es que funciona sin necesidad de estar en contacto directo con la piel por medio de geles y otro tipo de soluciones. El siguiente paso será el cuidado de pacientes en sus hogares, puesto que se prevé que, llegado el momento de su comercialización, las prendas vean reducido su precio a menos de 100 €.
Una vinagreta de grafeno
No obstante, los esfuerzos de Xenoma en el sector de los tejidos inteligentes no son los únicos. Si hay alguien que necesite una atención más continuada que un paciente con problemas cognitivos es, sin duda, el ser humano más frágil de todos: el recién nacido. Por ello, investigadores de la Universidad de Sussex han desarrollado unos microsensores que permitirán detectar patologías como la apnea de sueño y otros trastornos.
Anunciados en la revista científica Nanoscale, se basan en un líquido compuesto de grafeno, aceite y agua. Cuando los microtubos que lo contienen sufren algún tipo de torsión, opresión o estiramiento, el líquido registra tales variaciones y es capaz de transmitirlas.
A modo de anécdota curiosa, su inventor, el Dr. Matthew Large se inspiró en la emulsión de una vinagreta casera mientras preparaba una ensalada para su hija. Al ver cómo se formaban las pequeñas burbujas de aceite pensó en un líquido conductivo. Las burbujas de su sensor se mantienen estables gracias al grafeno, pero al separarse -debido a los antedichos procesos de torsión o estiramiento- la conductividad se reduce de forma proporcional, lo que, de acuerdo a Large, lo convierte en el sensor basado en líquidos más sensible que jamás se haya creado. Se prevé que en un futuro los sensores se integren en la ropa de los bebés para controlar todas sus constantes vitales.
Inicialmente, el sistema, cuya fabricación es extremadamente sencilla y competitiva, se concibió para monitorizar bebés a distancia en países con escasos recursos, a instancias de la fundación de Bill y Melinda Gates que lanzó la propuesta de desarrollar wearables de bajo coste con fines sanitarios En todo caso, sus aplicaciones podrían extenderse al mundo del fitness.