Tres tecnologías y sus costes
El coste de eliminar grandes cantidades de CO2 del aire disminuirá a medio plazo, pero no tanto como se esperaba. Esta es la conclusión a la que han llegado los investigadores de la ETH a partir de nuevos cálculos. Por tanto, los esfuerzos para reducir las emisiones de carbono deben continuar a buen ritmo, afirma el equipo de investigación.
Suiza tiene previsto reducir a cero sus emisiones netas de carbono a más tardar en 2050. Para lograrlo, tendrá que reducir drásticamente sus emisiones de gases de efecto invernadero. En su estrategia climática, el Gobierno suizo reconoce que algunas de estas emisiones, sobre todo en la agricultura y la industria, son difíciles o imposibles de evitar. Por ello, la política climática suiza prevé retirar activamente del aire 5 millones de toneladas de CO2 y almacenarlas permanentemente bajo tierra. A modo de comparación, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) calcula que a partir de 2050 habrá que retirar de la atmósfera hasta 13.000 millones de toneladas deCO2 al año.
Estos objetivos serán difíciles de alcanzar a menos que se encuentre la manera de reducir el coste de las tecnologías de captura directa en el aire (DAC). Climeworks, spin-off de la ETH, explota una planta en Islandia que actualmente captura 4.000 toneladas de CO2 al año, a un coste por tonelada de entre 1.000 y 1.300 dólares. Pero, ¿con qué rapidez pueden reducirse estos costes a medida que aumenta su implantación?
Los investigadores de la ETH han desarrollado un nuevo método que proporciona una estimación más precisa del coste futuro de diversas tecnologías DAC. A medida que aumenten las tecnologías, la captura directa de aire se abaratará considerablemente, aunque no tanto como prevén algunas partes interesadas. En lugar de la cifra citada con frecuencia de 100 a 300 dólares estadounidenses, los investigadores sugieren que es más probable que los costes se sitúen entre 230 y 540 dólares.
«El hecho de que las tecnologías DAC estén disponibles no significa en absoluto que podamos relajar nuestros esfuerzos por reducir las emisiones de carbono. Dicho esto, sigue siendo importante seguir adelante con la expansión de las plantas DAC, porque necesitaremos estas tecnologías para las emisiones que son difíciles o imposibles de evitar», afirma Bjarne Steffen, catedrático de Finanzas y Política Climática de la ETH. Steffen ha desarrollado el nuevo método junto con Katrin Sievert, estudiante de doctorado de su grupo de investigación, y Tobias Schmidt, profesor de la ETH.
Tres tecnologías y sus costes
Los investigadores del ETH aplicaron su método a tres tecnologías de captura directa de aire. El objetivo era comparar cómo podría evolucionar el coste de cada tecnología con el paso del tiempo. Sus conclusiones sugieren que el proceso desarrollado por la empresa suiza Climeworks, en el que un filtro sólido de gran superficie atrapa las partículas deCO2, podría costar entre 280 y 580 dólares por tonelada en 2050.
Los costes estimados de las otras dos tecnologías DAC se sitúan en un rango similar. Los investigadores calcularon un precio de entre 230 y 540 dólares la tonelada para la captura de CO2 de la atmósfera mediante una solución acuosa de hidróxido de potasio, un proceso que ha comercializado, por ejemplo, la empresa canadiense Carbon Engineering. El coste de la captura de carbono utilizando óxido de calcio derivado de la piedra caliza se estimó entre 230 y 835 dólares. Este último método lo ofrece, entre otras, la empresa estadounidense Heirloom Carbon Technologies.
Centrarse en los componentes
Estimar cómo cambiará el coste de las nuevas tecnologías a lo largo del tiempo es especialmente difícil en situaciones en las que se dispone de muy poca información empírica. Esta falta de datos reales representa un reto para las tecnologías DAC: no llevan en uso el tiempo suficiente para poder hacer proyecciones sobre cómo podría evolucionar su coste en el futuro. Para resolver este dilema, los investigadores de la ETH se centraron en los componentes individuales de los distintos sistemas DAC y calcularon su coste uno por uno. A continuación, pidieron a 30 expertos del sector que evaluaran la complejidad del diseño de cada componente tecnológico y determinaran lo fácil que sería estandarizarlo.
Los investigadores basaron su trabajo en ciertas hipótesis: a saber, que el coste de los componentes menos complejos que pueden fabricarse en serie descenderá más bruscamente, mientras que el de las piezas complejas que deben adaptarse a cada sistema individual sólo lo hará lentamente. Los sistemas DAC también incluyen componentes maduros, como los compresores, que no pueden abaratarse mucho. Una vez que los investigadores calcularon el coste de cada pieza, añadieron el coste de integración de todos los componentes y los costes de energía y funcionamiento.
A pesar de las importantes incertidumbres de sus cálculos, el mensaje de los investigadores era claro: «En la actualidad, no es posible predecir cuál de las tecnologías disponibles prevalecerá. Por eso es crucial que sigamos estudiando todas las opciones», afirma Katrin Sievert, autora principal del estudio, publicado recientemente en la revista Joule.
Fuentes: quimica.es