Ciberseguridad como facilitadora del negocio

Algún día la pandemia pasará y millones de ciudadanos alrededor del mundo podrán volver a sus rutinas. Sin embargo, no será exactamente igual que antes: la denominada nueva normalidad demanda cambios en las estructuras sociales, económicas y productivas de todo el mundo.

Como respuesta a la creciente demanda de herramientas digitales que permitan la interacción a distancia y la realización de operaciones remotas, la aceleración del proceso de transformación digital aparece como una imposición para todas las industrias. Como consecuencia, se vislumbran una serie de características que posiblemente perduren en el tiempo más allá de la pandemia, incluyendo el aumento en la productividad de las empresas digitales, que les otorga mayor poder e independencia.

Por el momento, hasta que se descubra una cura efectiva del COVID-19, la tecnología ha colaborado de forma muy eficiente en evitar nuevos contagios. Un ejemplo de ello son las aplicaciones de verificación de síntomas de zonas de contagio como CuidAR, en Argentina, han sido de inmensa ayuda para que los ciudadanos cuenten con un apoyo frente a una posible amenaza a su salud y ha liberado de consultas a las líneas de teléfono dispuestas para evaluar síntomas.

Asimismo, el uso de billeteras virtuales y apps que permiten operar en forma remota también han cobrado gran relevancia en la vida de los ciudadanos y, sin duda, han servido para madurar hábitos de consumo digitales utilizados por early adopters. 

El uso de las herramientas tecnologías es la evidencia de cómo serán las nuevas demandas del mercado.

El rol de la ciberseguridad en la nueva normalidad

Según Forbes, la cuarentena masiva por la pandemia de coronavirus llevó a más de 3.9 mil millones de personas en todo el mundo —el 50% de la población mundial— a modificar sus hábitos de consumo. En América Latina, el número de transacciones electrónicas muestra un aumento de más del 80%, lo que representa una importante aceleración del uso del e-commerce respecto de años anteriores.

Por supuesto, el repentino aumento de transacciones digitales nos obliga a estar más atentos que nunca a los desafíos que esto trae en materia de ciberseguridad. Desde que comenzó la pandemia, el phishing aumentó un 55%, el malware un 28% y el ransomware, un 19%. Como consecuencia, la ciberseguridad cobra una relevancia sin precedentes, no sólo para hacer frente al crecimiento de ciberataques, sino también como elemento clave para simplificar los procesos digitales, mejorar la experiencia de usuario y aumentar el nivel de seguridad en las transacciones.

La ciberseguridad será una parte integral de cualquier negocio, pasando de ser un ítem para revisar al final del diseño de los procesos a convertirse en un elemento clave durante todo el ciclo.

Esto permitirá hacer frente a las nuevas necesidades de trámites y procesos remotos, que incluyan la validación digital de la identidad y una mayor relevancia de la reputación. Por supuesto, el registro será un requisito permanente que dará cumplimiento a varios puntos de la Regulación de Protección de Datos para el resguardo de nuestra intimidad e información personal.

Fuente: cio.com.mx